Dos horas, veintiocho minutos y treinta y cinco segundos hablando de cosas que te hacen llorar, reír y que, a veces, te dejan sin palabras. Una conversación en la que se resolvieron dudas, se recrearon hechos y se confesaron sentimientos que nunca antes te habías planteado. Y es que fueron casi tres horas que no olvidaré en la vida, y que espero repetir lo más pronto posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario