Y por muy poco no pasamos al penúltimo escalón de nuestra abstracta relación. ¿Qué faltó? Más bien debería ser qué sobró, porque sino llega a ser por un ínfimo detalle, esta cosa que tenemos se hubiera asentado a otro nivel, del que no se puede bajar.
Y, ¿para qué mentir? Estoy deseando llegar a ese punto, y no me avergüenza admitirlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario