Echaba de menos esos momentos en los que no hay nada y, que sin embargo, están llenos de buenos momentos juntos. Porque la verdad es que el poder llamarte inútil y luego guiñarte un ojo para arreglarlo y que tú me mirases mal para luego sonreír, se ha convertido en algo esencial en mi vida.
Y poco a poco veo que las cosas se están asentando en una normalidad que me gusta cada vez más.
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