Realmente, es tal el remolino de pensamientos y emociones que recorren mi cuerpo que no sé exactamente cómo me siento aunque puedo decir con seguridad de que bien no es una palabra que me defina en estos momentos.
Lo único que puedo hacer es llorar, secarme las lágrimas, levantar la cabeza con orgullo y sonreírle a la vida que me espera por delante.
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