Me siento orgullosa por no haberme rendido, por seguir intentándolo aunque me pareciera imposible de alcanzar. Un sueño deja de ser posible cuando dejas de intentarlo y tuve la suerte de no abandonar nunca.
Sin embargo, esto no acaba aquí. Ahora lo que toca es cuidar ese sueño, que siga creciendo, haciéndose fuerte día tras día y por mucho que las cosas salgan mal, no puedo dejar que vuelva a escapárseme de entre los dedos. Otra vez no. No lo permitiré después de tantas cosas que hemos pasado juntos.
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